miércoles, 10 de noviembre de 2010

Mery va por ti!!!!

Pues nada, a petición de Mery, mi anfitriona estos 4 diitas, voy a relatar mi experiencia en la Gran Bretaña, más concretamente en Londres: esa ciudad que huele a Kebab (jódete Victoria Beckham, esto por lo de los ajos), un país altamente evolucionado en el que la cola de los garitos se hace DENTRO de los garitos, en el que las copas de Vodka con limón no saben a vodka y te venden chupitos en una probeta en la cola del ropero. Además, tras la visita, la experiencia nos hace temer la futura implantación de la ley antitabaco en nuestro país, porque resulta que allí comprobamos que efectivamente ya no sales oliendo a tabaco del bar…pero huele a pedo. Yo ya iba avisada por un amigo con mundo, Carlos, el hombre que más y mejor pronuncia la frase “ese tio es un mamarracho” y que durante su estancia en la ciudad del Big Ben hizo todo lo que estaba en su mano por cazar un novio inglés que le metiera en un club elitista y que, aunque de momento no lo ha conseguido, todos sabemos que lo hará (eres mi única esperanza, Charles!). Pero a lo que vamos, este suceso tuvo lugar en realidad durante las últimas horas del viaje para disgusto de Mery, que se hallaba ya un tanto hundida al comprobar que el regetón que esperábamos escuchar esa noche no llegaba y eso amigos…Eso es muy duro para gente como Mery&cia, jóvenes que les dicen a sus padres que se van a Londres a estudiar inglés pero que en realidad se van “porque se han rallado” y que llevan meses sin escuchar esos temazos en garitos de renombre como el Sarao.
Siguiendo con el análisis de lo que viene siendo Londres, una serie de cuestiones, la primera: ¿quién vive en Pakistán? Porque yo no creo que queden más de 300…El resto están todos en Londres, es más, de esos que están en Londres, el 90% están concentrados en el barrio de Mery esperando que dos mujeres menores de 25 bajen en pijama con el cuchillo jamonero bajo el abrigo a “dialogar” con ellos.
Y más cositas sorprendentes de la ciudad: Harrods. Increíble. Pones uno de esos en España y te pueden pasar dos cosas: O bien lo tienes que cerrar a los dos días porque no entra ni Dios y con los gastos de Tamara Falcó no da para mantenerlo, o bien se te llena de garrulos y abuelas con Campanera como politono del móvil, preguntando “Oye y esto no me haces un descuesto del 20% con el carné del Imserso hija?”. Pero allí es una cosa… las tiendas vacías (salvo un par de musulmanas a las que les asoman las botas de Gucci por debajo del burka) pero la gente súper educada se pasea sin molestar, los japos echan fotos al memorial de Diana y Dodi y sólo se percibe la presencia de españoles, como bien apunta Mery, cuando nos fijamos en alguno que llena la botella de Font Vella en la fuente tan fisna que han puesto en la puerta de los baños con crema y colonia a tutiplén (no hace falta que hablemos del futuro de estos botes en nuestro país ¿verdad?).
Otro tema, motivo de orgullo para todos los españolitos de bien: el universo ZARA, porque ellos tendrán Gibraltar, pero nosotros les hemos hecho la 3.14 y tenemos en Londres el territorio equivalente al peñón en metros cuadrados del ZARA, en los que vendemos a las guiris zapatos que te destrozan los pies al doble de precio que en España. Menos mal que ellas, entre lo cocidísimas que van por la noche y el frío que tienen que tener con esos vestidos que llevan, lo que menos notan son los zapatos!
¿Y el metro? Una maraña de líneas que 5 días después parece que tienen sentido pero que así de primeras impacta. Pero lo mejor del metro de Londres es el “Mind the gap”, a mi me costó asociar la frasecilla que repiten constantemente por megafonía con el canalón entre coche y andén, pero me tranquilizó bastante ver que efectivamente ellos mismos son muy conscientes de que allí introducir el pie entre coche y andén es lo menos que te puede pasar… Anyway, estos son unos cracks del marketing y han conseguido darle la vuelta a la tortilla y hacer de ese defecto un slogan que adjuntan en cada artículo para güiris (que en este caso no calzan chanclas con calcetines sino gorros de publicidad de Frudesa y se llaman Paco, Juan o Manolo).
Y así podría seguir años y años contando anécdotas de este súper viaje que debo agradecer una vez más a otra de aquellas amigas mías que “se ralló y se fue a vivir a Londres” y que me ha hecho darme cuenta de que, de no ser porque en este país no está el honno pa bollos en Zapatito’s Land, yo también estoy lo suficientemente rallada como para huir a cualquier barrio plagado de pakistaníes y "morenets" que no me recuerden ni lleven la misma colonia que alguna de mis ralladuras. Mientras, seguiré dándome golpes contra la pared y anestesiándome con brugales, que al final tiene un resultado bastante parecido…
Pero no preocuparse, que Mery y yo ya hemos hablado con el Cupido de Picadilly, nos ha pedido perdón por lo borracho que iba cuando lanzó nuestras flechas y ha prometido hacerlo mejor en próximas ocasiones...Seguiremos informando!!

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