lunes, 14 de marzo de 2011

3 cosas que NUNCA debes hacer en un avión

1- Llegar a la cola de embarque, ver que no hay nadie e irte a tomar un café: Cagada. La velocidad a la que se multiplican las personas en la cola de embarque es impresionante. Te vas a por un café y claro, no es un café cualquiera, es un café de española, y ¿qué ocurre? Que cuando vuelves aquello es como el Tous en Navidades, así por poner un ejemplo para el pueblo llano. Y claro, se te queda una cara de gilipollas increible mientras miras con miedo a los dos azafatos q se acercan a ti mientras en tu cabeza resuena la musiquita de "El hombre y la tierra" cargando el stand en el que te van a hacer meter la maletita para sino facturártela, porque a esas alturas el avión ya va abarrotado y todo el mundo sabe que las últimas maletas serán condenadas a la facturación. Y miras con pena tu maletita rosa, sabiendo que sus horas están contadas y deseando que venga más gente a ponerse detrás tuyo en la cola para autoconvencerte de que no eres las última.
Entonces el buen hombre te dice "Os voy a poner una etiqueta por si no cabe en la cabina, igual si que cabe, pero por si acaso". Los cojones amigo, tu y yo sabemos q mi maleta rosa no va a caber y me estás dando vaselina para que cuando me la pidan dentro no monte el pollo... Y empiezas a mentalizarte, recorriendo el pasillo de entrada al avión mientras recuerdas todos los momentos felices con tu maleta rosa, todas las leyendas urbanas oidas sobre el trato a las maletas en los aeropuertos, y te aturullas hasta tal punto que decides empezar a sacar cosas pequeñas de la maleta como las gafas, la cámara y mil mierdas más en lugar de sacar el bolso que habías metido a presión y meterlo todo dentro. Y es ahí cuando el amable operario te hace despedirte de tu maleta mientras te mira con pena y piensa "ay monina...despídete de tu maletita rosa que cuando llegue a París será negra como el carbón...". Y si, efectivamente cuando llegó a Paris, mi maleta era africana. Qué desasosiego.
2- Pintarte las uñas en el avión: Oye mira chico yo no sé, pero no pensaba que esto fuera motivo de conflicto en un avión. Servidora, ejecutiva agresiva en ciernes, no ha tenido tiempo de pintarse las uñas y se piensa que podrá aprovechar el ratejo del avión para hacerlo. Así que tras el despegue, cuando la nave se estabiliza y todo el avión ha oído ya las historias para no dormir mías y de cuki y nos mira con una mezcla de pena y "esta es la juventud de España", yo saco mi pintauñas morado.
Empiezo a pintarme las uñas, y de repente, cuando me faltan dos uñas, el azafato, que cruzaba la cabina raudo y veloz en busca de una Coca-cola, da un frenazo en seco y grita "Señoritaaaaaa!!!! No puede hacer usted eso!!!! Ciérrelo ahora mismo!!!". Le miro atonita, desconcertada, y el tío prosigue gritando "Ciérrelo!! Es inflamable!!!". Pero claro, tengo un pegotón en una uña, así que me acerco la brocha para extenderlo y guardar el pintauñas y el loco histérico vuelve a gritarme "Ahora mismo señorita!! que no puede usted seguir haciendo eso!!!". "Ah vale,vale, perdone, no sabía que no se podía" le respondo, cierro el bote, y entonces me mira como si acabara de desactivar una bomba atómica, respira hondo y me dice "Gracias". Momentos de confusión, sé que si me giro y miro a Cuki el resto del avión nos mata, pero lo hago "Ni que fuera yo Bin Laden!" y ahí empieza el festival del humor: que si a ti lo que te pasa es que te quieres pintar las uñas como yo, que si nunca me he sentido más cercana a Melendi... La Cuki y yo en medio de un ataque de risa somos observadas por un público dividido, que no sabe si reirse con nosotras o mandarnos a la mierda. Y así me voy, a pisar la Capital de la moda con dos uñas sin pintar, pa chula yo.
3- Mostrarse sorprendida porque te traigan comida en un avión: También conocido como el efecto Ryanair. Y ahí estaba, mi Tani, que se sube en un avión de aerolinea normal, de las que te dejan llevar bolso y maleta en la cabina y a la pregunta "Señorita, me permite que le ofrezca un almuerzo?" se queda sin palabras y provoca que el azafato le responda "Parlez vous français?". Tal fue su cara de desconciento. Cuánto daño ha hecho el low cost.