lunes, 31 de enero de 2011

"El Manri"

Hoy hablaré de "El Manri" que lejos de lo que pueda parecer no es el apodo de un kinki de barrio ni muchisimo menos!! Mas bien todo lo contrario, sólo que tengo que proteger su intimidad y anonimato en las redes sociales de este hombre, que es probablemente la única persona de mi entorno que no dispone de ninguna de ellas. De ningún tipo: no tuenti, no facebook, no twitter... El Manri, en un intento de adaptarse, lo más que ha hecho ha sido crear un "muro" analógico en el armario de la oficina en el que se dedica a subir nuestras fotos con una sola norma: no alcohol, que en la ofi aún nos consideran gente respetable. Así que cuando alguien le habla de fotos él les dice "súbeme una foto al muro". Y ese "súbeme" es literal. Por que el interesado ha de subir a la 5ª planta foto impresa en mano para pegarla con celofán a nuestras espaldas.
Pero hoy es un día especial. Hoy, señores, el Manri ha estrenado Blackberry. Él dice que es para poder estar al día con el correo del trabajo pero yo me temo que esta compra responde más bien a la lectura del último Vogue, que marcaba el aparatito en cuestión como tendencia. Las fechas cuadran, hace tan solo una semana que las principales publicaciones de moda y tendencias llegaron a nuestra querida bandeja de la 5ª planta y Jordi y yo nos dimos de codazos por el pasillo de la planta noble para hacernos con tan ansiado tesoro. Las revistas de cables, luminarias, PET, TAC o sostenibilidad nos miraban, como reprochándonos que ellas llevaran ahí 2 semanas sin que nadie les hiciera caso y sin embargo sus amigas recién llegadas tuvieran semejante recibimiento. La vida es dura pequeñas, que nos vais a contar! Qué nos vais a contar a nosotros, que estamos vendiendo barras de LEDs, cuando podríamos estar vendiendo barras de Gloss. Vendiendo TAC, cuando podríamos estar vendiendo tacones... Así que no nos vengais con esas joder, que bastante tenemos con lo nuestro.
Y sin embargo, la opción de querer mirar el correo del trabajo no es una opción del todo descabellada en El Manri. No para un hombre capaz de clavarse 5 gin-tonics un martes, llegar a casa y ponerse a contestar correos tras haber llamado a la señora de Vodafone no sabemos muy bien si para confirmar su tarifa, darle las buenas noches, o transmitirle su descontento por el hecho de que Angel Schlesser no haya incluido el Berenjena Ceruleo en su última colección. Un hombre que tras todo eso, es capaz de dormir 3 horas y aparecer en la oficina tan fresco para cagarse en la madre de medio país, criticar los modelitos de la Filis entera,beberse media máquina de café y proponer a eso de las 17.00... "A la salida podíamos ir a tomar unos vinitos,¿no?". Gracias al Manri he aprendido cómo emborracharme con Glamour (lo cual no quiere decir que lo haga, que yo sigo siendo una chunga de trejkan): bebiendo Gin Tonics y vino. Si te tomas 5 brugales eres un desfasao, si son 5 gin tonics eres trendy. Salir de cañas es de cutres. Ni hablemos ya de ir al 100 montaditos, definido por El Manri como "un sitio en el que no puedes ni entrar, te pisan, te empujan, está sucio, no ha pedido nadie un vino desde hace 20 años, tienes q hacer tu propia comanda y te llaman por un microfonito como si hubieras pedido un whopper en el Burger.
Saliendo de la vida nocturna y el curro, para el Manri solo queda una cosa: las compras. Aún recuerdo ese día en el que le hice entrar a Zara. No había estado allí desde que era pequeño y su cara de pavor era sólo comparable a su experiencia 100 montaditense: perdido, ahogado entre tanta ropa de mala calidad, angustiado por tener que cargar su propia ropa, ver chonis con la raya egipcia atendiendo... Un horror. Me vi obligada a sacarle de allí cuanto antes y compensar con una rondita de Verino y la Puri, tiendas en las que El Manri es ya uno más de la familia.
Otro tema en el que Jordi es mi gurú: el amó. Jordi parece que no, pero cuando se suelta, se suelta. Que me lo digan a mi. Que en estos últimos meses he tenido una relación por SMS con su penúltima conquista en su nombre, con la teoría de que "tú que sabes mucho de esto, por qué no le escribes tú el SMS?" y mi ya famoso "¡tú dejame a mi, que ya verás como triunfas!". Es eso y el "habló de putas la tacones". Porque claro, de mi vida sentimental también opina ¡Y cómo opina! Que si yo te organizo una cita con uno que yo conozco, que si dile a fulanito no se qué de no ir a la nieve pero esquiar...Que el Manri es muy fino, hasta que deja de serlo. Que todos somos humanos y en la quinta últimamente estamos mu malamente.
Y así podría contar historias e historias de este hombre que afirma que él se cayó de la cigüeña cuando iba camino de Milán y fue a parar a Castellón. Tierra en la que ha conseguido sobrevivir todos estos años, hasta llegar a la gran ciudad, a okupar con estilo la casa de Madame Tussauds, una profesora exiliada que a veces trae a casa sospechosos amiguitos que nunca sabremos en qué cama duermen. Desde entonces, no hay fiesta madrileña que se precie que no cuente con su presencia (ni que se le ocurra). No hay desfile de Ángel que comience sin su atenta mirada en el front row (por el bien del pobre Ángel, que ya le ve y se esconde algo acojonado por esta loca obsesión). No hay restaurante que aparezca en las revistas madrileñas que no haya sido sometido a su juicio para salir parado con su ya famoso, "correcto". Y sobre todo, no hay jornada laboral en la que no aprenda algo con este "montruo" de la comunicación, los "busineses", la vida en general, y el estilo en particular.
¡Y lo que nos queda!