martes, 13 de septiembre de 2011

De cómo conseguir dos multas en media hora

Corría el mes de julio y las cukis nos disponíamos a emprender viaje hacia la playa de Madrid, es decir: Alicante.
Eran días difíciles, Cuki y yo volvíamos de una semana a todo tren en Tenerife buscando Alemaaaaaanes (dígase con acento de Paco Martínez Soria) que sacaran de nuestro ser la pena que nos invadía. La una que veía la luz al final del túnel en el que una gorda fea le había cortado el paso, la otra que a mitad de su espiral de mierda (porque a eso no se le podía llamar túnel sino espiral de caída libre) se había encontrado con que nunca debes menospreciar a la competencia. Como aquella vez que confundimos a una zorra leopardesa con una inocente becaria o a una gorda con ojos de sapo con una loca que no merecía nuestro miedo… Pero ya lo dice siempre la cuki, “La suerte de la fea, la guapa la desea…” Bueno, eso y el ya famoso “Qué duro debe de ser ser fea” soltado en un momento de silencio al borde de una piscina. Juntas a dos rubias y eso es lo menos que puede salir de sus bocas.
Total, que previo paso por Vallecas en busca de la maltrecha Celita, recientemente repudiada y entrando directa al Top5 de despechadas, pusimos rumbo a Levante. Celita con lo suyo, cuki y yo en nuestros túneles y espirales, y la pobre Te que a estas alturas de la vida se había convertido en una de esas personas a las que les pinchas y no sangran.
En esta tesitura, decidimos pegarnos un viaje repleto de motivación al ritmo de ilustres como Malú (la mujer a la que más hombres han puteado en este mundo), Chenoa (sobran las palabras al respecto de su maltrecho amorío con el gran Bisbi) o la mismísima Rocío Jurado en un dueto sin igual con Paulina Rubio en el que la mejicana se olvida de la letra y al no llegar al tono de la más grande se dedica a berrear. Y entre una y otra, un poquito de subidón subidote con los discos pre-fiesta de Tere q nos abrían un poco el ansia de hacer circular por nuestras venas cantidades indecentes de alcohol para ver si nuestras penas se ahogaban o, al menos, quedaban inconscientes.
Total, que todo esto provocó un subidón en nosotras, y especialmente en mí, debido al cual cada X tiempo la aguja de forito superaba los 140… Yo frenaba siempre ante el responsable grito de cuki o cuando pasaba bajo un arco, pero se ve que precisamente cuando dos radares, uno en la ilustre provincia de Cuenca y otro en Albacete, con media hora de diferencia, decidieron que estábamos haciendo pocas fotos en lo que iba de viaje… Y decidieron hacernos un par más.
En Benidorm nos esperaban Beita y Mery. Volviendo al análisis emocional, la primera estaba también con lo suyo y la segunda algo mejor por primera vez en bastante tiempo, clara muestra de que la clave para ser feliz está en rayarse y pirarse a Londres, solución de todos los males para cientos de españoles en plena era post-adolescente.
Al llegar a Alicante en 3h30mins llamamos a Bei y Mery para decirles que habíamos llegado ya y que ya podían unirse a nosotras y, muy sabiamente nos dijeron “Uy, que rápidas”. No sabían en ese momento la razón que había en sus palabras…
Así que nada, la semana de vacaciones pasó rodeada de sorpresas, copas, viejas glorias y otros detalles que no desvelaré y vuelta para Madrid.
Tres semanas después servidora se disponía a coger el tren (menos mal) rumbo a Alicante cuando de repente tiene la feliz e idea de vaciar el buzón antes de partir y… ¡Coño! ¡Un sobre de la DGT! ¡Coño! ¡Otro! ¡Coño! ¡Otro! Acongojada, me dispuse a abrir los dos que venían con fotito para descubrir que, a pesar de la primera impresión que podía dar la parte superior de la fotografía, en la misma no se veía el turismo de mi padre… Sino mi melena entre los dos asientos delanteros.
La tercera, por suerte, no era mía, sino de otro miembro de la familia, que lo llevamos en los genes.
Y si señores, tres días después del shock y tras múltiples peripecias para pagar mi multa (amigüitos, nunca tratéis de pagar una multa fuera de una ciudad grande, no quieren vuestro sucio dinero por lo visto) conseguí encontrar un banco en el que podía pagar mis sanciones. Y para más inri, tuve que enfrentarme al cachondeo del cajero con un ingenioso “no una multa, ¡dos!” y a la reprobación de una señora q me decía “¿Por qué corres hija? ¿Tenías prisa?”. No señora, lo q tengo es una desgracia de cojones y no solo nos basta con ser unas jodidas despechadas sino que encima la DGT se propone arruinarnos y hundirnos aún más en el fango!! Eso sí, que a nosotras… ¡Nos sobra el dinero! Se paga la multa y listo, que nosotras somos muy de pagar copas a 15€. Ahora, a mi no me vuelven a pillar a más de 120, conmigo les ha servido el correctivo.

2 comentarios:

  1. Muy bueno. Espero que se te pase el shock de las multas. Ah, y si fuiste buscando alemanes con acento de Paco Martínez Soria (mañico él) en lugar de con acento de José Luis López Vázquez, tal vez no triunfasteis tanto como os esperábais. :p

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  2. Jajaja arrrrghhhh!! Esa fue sin duda la clave... :-s

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